TYCHO BRAHE: Caso único en la historia, ya que murió por ser extremadamente educado. Siempre se ha creído que el astrónomo danés petó en el transcurso de una cena, ante el reparo que le suponía ausentarse de la mesa para ir a mear; parece ser que en aquella época (primeros años del siglo XVII) se consideraba una falta de respeto levantarse en mitad de una velada para cambiarle el agua al canario. Brahe, amigo del buen comer y mejor beber, llegó cargadito a la velada y una sobremesa interminable le provocó una cistitis que acabó con su vida. Posteriores estudios del cadáver rebelan que el cuerpo iba de mercurio hasta las orejas, y no descartan el envenenamiento como causa real del fallecimiento. Como siempre, la ciencia sólo sirve para jodernos las mejores anécdotas.
MISAO FUJIMURA: Los japos son especialistas en esto de las muertes ridículas. En concreto, dominan como nadie el arte del suicidio gilipollas. Si existe un pueblo que se rebote por naderías, ese es el japonés. Un pionero en la materia es el estudiante y poeta nipón Misao Fujimura. El muchacho se tiró a unas cataratas porque estaba en contra de la industrialización de Japón. Viendo la trayectoria que ha seguido la industria de su país a lo largo del siglo XX, podemos afirmar, sin miedo a equivocarnos, que su protesta fue lo que se dice un brindis al sol. Antes de lanzarse al vacío, el muchacho escribió un poemilla, que suele ser recitado a modo de ritual por aquellos japos que se suicidan en grupo. Como podemos apreciar, tontos hay en todas las épocas.
FRANCIS BACON: El filósofo británico tuvo una muerte risible donde las haya. Una tarde de1626 cayó una nevada sobre Londres de las de no te menees, y el bueno de Francis decidió que era la ocasión idónea para lograr avances en su investigación sobre la descomposición de los cadáveres. Así que, ni corto ni perezoso, se paso toda la tarde enterrando un pollo muerto en la nieve; con tan mala suerte que pilló una gripe de caballo que lo llevó al otro barrio semanas después. Menudo cenizo. Seguro que si se hubiera quedado en casita merendándose el ave de corral, habría palmado por una intoxicación.
TENNESSEE WILLIAMS: El dramaturgo norteamericano murió por asfixia, al tragarse el tapón de un tubo de medicamentos que intentaba abrir con la boca. Nos sorprende que Tennessee no fuera más ducho en el noble arte de meterse cosas por la garganta.
MISHIMA: Tal vez la el rebote más célebre de la historia de la humanidad. Una buena tarde de 1970, el escritor japonés decidió dar un golpe de estado en su país. Para ello tomó un cuartel del ejército con varios miembros del grupo paramilitar que capitaneaba. Tras lograr su objetivo, el bueno de Yukio decidió que ya era hora de darse lo que se conoce por un bañito de masas, y salió al balcón del cuartel a soltar unas cuantas proclamas. El resultado es de sobras conocido. La peña que estaba abajo escuchándole se partió el churro, y Mishima pilló un rebote y solicitó a sus soldados que lo decapitaran. Como estos japos son tan raros, el escritor le pidió a quién por aquel entonces era su amante que se encargara de cortarle la cabeza, y claro, el muchacho no daba una. Al final, a la tercera intentona pudieron decapitarle como era de ley. El 23-F a su lado una sosez, la verdad.
TAKAKO KONISHI: Me declaro fan fatal de esta señora. La pobre oficinista murió congelada cerca de un lago de Dakota del Norte tras ver Fargo, la película de los hermanos Coen. Se vé que quedó tan impresionada al enterarse que los hechos que narraba la cinta eran verídicos, que tras asistir a la proyección salió disparada en busca del maletín lleno de pasta que Steve Buscemi esconde al final de la historia en medio de las heladas tierras del noereste de Estados Unidos. Qué pudo llevar a esta muchacha a convencerse de que era capaz de encontrar el maletín en los 183.000 km2 que mide el Estado de Dakota resulta todavía un misterio para mí. Por supuesto, murió congelada.
TAKAKO KONISHI: Me declaro fan fatal de esta señora. La pobre oficinista murió congelada cerca de un lago de Dakota del Norte tras ver Fargo, la película de los hermanos Coen. Se vé que quedó tan impresionada al enterarse que los hechos que narraba la cinta eran verídicos, que tras asistir a la proyección salió disparada en busca del maletín lleno de pasta que Steve Buscemi esconde al final de la historia en medio de las heladas tierras del noereste de Estados Unidos. Qué pudo llevar a esta muchacha a convencerse de que era capaz de encontrar el maletín en los 183.000 km2 que mide el Estado de Dakota resulta todavía un misterio para mí. Por supuesto, murió congelada.
Como pueden apreciar en el mapa, el estado de Dakota del Norte, no puede estar más al norte.
3 comentarios:
Joder, tío, creía que habías dejado de escribir en el blog. Se agradecen entradas como ésta, porque yo las de Gran Marrano las paso sin mirar no vaya a ser que me contagien algo raro.
Dober Dan!!!!
me alegro muchísimo que hays vuelto de nuevo y por fin!! esta entrada me ha encantado, yo publiqué una de muertes absurdas hace ya un tiempo y sí, las hay de libro de los Récords por estúpidas y simplonas (siempre he pensado que hay que morir a lo grande) ya que no podemos elegir como nacer, al menos nos largamos a nuestro gusto.
Respecto a Gran hermano, me perdí la primera semana por estar de viaje en Croacia, y claro! esa semana es fundamental para determinar amores y odios hacia tal o cual concursante y ahora ando poniéndome las pilas a 500 por hora, creo que Palomares es el nuevo Nicky, que le enseñen las tetillas a ver si tiene alguna operación en los pechos (Eloísa! que me des los papeles de la paella!!, memorable, memorable)
en fin, declarame abonada más a las sesiones de cine, a los GH habidos y por haber y lo que usted tenga a bien despotricarnos y relatarnos por aquí
un besazo
La del amigo Tenesse Williams me ha dejado flipao. Yo creía que estaba acostumbado y tenia más tragaderas.
Magnífico post.
Salut!
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