La Wikipedia contiene la siguiente definición de la palabra mito: Un mito (del griego μῦθος, mythos, 'cuento') es un relato de hechos maravillosos protagonizado por personajes sobrenaturales (dioses, semidioses, monstruos) o extraordinarios (héroes). Desde la antigüedad, los mitos fueron considerados como acontecimientos reales acaecidos a personajes idealizados.
El siglo XX también ha sido proclive a la generación de mitos y héroes. Personas convertidas en iconos y santo y seña para varias generaciones dispuestas a emular el modo de vida y proceder de determinadas figuras a las que identifica como verdaderos mitos modernos. De siempre, la manifestación de esta tendencia natural del ser humano que más me ha tocado la moral encuentra su vivero entorno al rock´n´roll. Este modo de expresión popular al que hordas de mancebos y mancebas rinden sumisa pleitesía a lo largo de las décadas ha sido capaz de elevar a los altares a verdaderos desechos de la sociedad, auténticos subnormales desprovistos de una inteligencia preclara cuya celebridad ha consistido justamente en comportarse como auténticos retrasados; gente a la que les hemos reído las gracias durante demasiado tiempo y que ya va siendo hora de que sean destituidos y derrocados del terruño del Parnaso que la historia reciente les ha reservado.
Brian Wilson: ¿Alguien ha escuchado los frustrados tanteos del líder de los Beach Boys por intentar expresarse como un ser humano patente? ¿Alguien desearía tener como vecino a un gordo mórbido, cocainómano y subnormal incapaz de mantener una conversación de ascensor medio coherente? Entonces, ¿a santo de qué tenemos que aplaudir a este pobre muchacho? ¿No sería el perfecto blanco de nuestras bromas infantiles en el bloque de apartamentos donde veraneamos agosto sí, agosto también? ¿No estamos ante la perfecta estampa de lo que en España hemos conocido como un tonto a las 3? ¿Nadie se ha agobiado al cuarto de hora de escuchar los falsetes de este pobre psicótico y sus hermanos deseando que el pinchadiscos cambiara semejante tortura por una tonada de Chimo Bayo? Seamos claros, de la pena al mito tenemos que erigir una barrera para que pobres muchachos como Brian no sean estimulados a revolcarse en su propia miseria.
Daniel Johnston: El mismo caso que el acaecido con Brian Wilson con la salvedad que aquí mi dedo acusador se dirige hacia un culpable claro: los Sonic Youth. ¡Dejar al muchacho ya, barbianes!
Syd Barret: Éste encima no tiene ni canciones bonitas. Un verdadero tronado al que echaron los Pink Floyd del grupo con más razón que unos santos.
Jim Morrison: Claro ejemplo de Borderline resultón. Su evolución física me recuerda horrores a la que sufrió un retrasado mental que vivía en mi barrio cuando yo era pequeño, quién tras sufrir una violación por parte de unos gitanos también se dejó barba, engordó 30 kilos y se puso a cantar blues.
El siglo XX también ha sido proclive a la generación de mitos y héroes. Personas convertidas en iconos y santo y seña para varias generaciones dispuestas a emular el modo de vida y proceder de determinadas figuras a las que identifica como verdaderos mitos modernos. De siempre, la manifestación de esta tendencia natural del ser humano que más me ha tocado la moral encuentra su vivero entorno al rock´n´roll. Este modo de expresión popular al que hordas de mancebos y mancebas rinden sumisa pleitesía a lo largo de las décadas ha sido capaz de elevar a los altares a verdaderos desechos de la sociedad, auténticos subnormales desprovistos de una inteligencia preclara cuya celebridad ha consistido justamente en comportarse como auténticos retrasados; gente a la que les hemos reído las gracias durante demasiado tiempo y que ya va siendo hora de que sean destituidos y derrocados del terruño del Parnaso que la historia reciente les ha reservado.
Brian Wilson: ¿Alguien ha escuchado los frustrados tanteos del líder de los Beach Boys por intentar expresarse como un ser humano patente? ¿Alguien desearía tener como vecino a un gordo mórbido, cocainómano y subnormal incapaz de mantener una conversación de ascensor medio coherente? Entonces, ¿a santo de qué tenemos que aplaudir a este pobre muchacho? ¿No sería el perfecto blanco de nuestras bromas infantiles en el bloque de apartamentos donde veraneamos agosto sí, agosto también? ¿No estamos ante la perfecta estampa de lo que en España hemos conocido como un tonto a las 3? ¿Nadie se ha agobiado al cuarto de hora de escuchar los falsetes de este pobre psicótico y sus hermanos deseando que el pinchadiscos cambiara semejante tortura por una tonada de Chimo Bayo? Seamos claros, de la pena al mito tenemos que erigir una barrera para que pobres muchachos como Brian no sean estimulados a revolcarse en su propia miseria.
Daniel Johnston: El mismo caso que el acaecido con Brian Wilson con la salvedad que aquí mi dedo acusador se dirige hacia un culpable claro: los Sonic Youth. ¡Dejar al muchacho ya, barbianes!
Syd Barret: Éste encima no tiene ni canciones bonitas. Un verdadero tronado al que echaron los Pink Floyd del grupo con más razón que unos santos.
Jim Morrison: Claro ejemplo de Borderline resultón. Su evolución física me recuerda horrores a la que sufrió un retrasado mental que vivía en mi barrio cuando yo era pequeño, quién tras sufrir una violación por parte de unos gitanos también se dejó barba, engordó 30 kilos y se puso a cantar blues.
MENUDO COLORCITO MÁS SANO DE PIEL SE GASTA SYD BARRET EN LA FOTO.
1 comentario:
Cuñao, te has dejado a:
- Ian Curtis.
- Lou Reed.
- Neil Young.
- J.
- Fernando Alfaro.
- El Barrio.
A ver para cuándo la segunda parte.
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