Carlos es 14 años más joven que George Clooney y 25 años más joven que Richard Gere. Buscar el contraste entre el ganadero gaditano y estos actores de Hollywood os parecerá una semblanza de lo más ramplona. Por ello me he estrujado los sesos para poder encontrar un ejemplo que pueda ilustrar mejor la verdadera atrocidad biológica que supone la apariencia física de este Sobrehombre.
MÁXIMO VALDERDE
Aunque pueda parecer que Carlos y el actor de “La zorra y el escorpión” se conocieron haciendo el servicio militar, la diferencia de edad entre ambos alcanza los 30 años. Por más que me esfuerzo, no logro encontrar ninguna explicación racional para que las tres décadas que separan el nacimiento de uno y otro no tengan ningún reflejo en su apariencia externa. Analizando punto por punto qué puede separar a Máximo del granjero, nos damos cuenta que son muchos más los puntos en común que las diferencias.
El trabajo: Descartado. En principio se podría pensar que Carlos está curtido por la dura vida en la granja, pero un seguimiento del concurso nos demuestra que eso no es así. La jornada normal de este terrateniente se limita a lo siguiente:
1) Observar como hace su trabajo una sudamericana ex yonki.
2) Reírse, sin piedad alguna, de una administrativa alicantina, mientras su ganado la enviste de forma reiterada y la llena de mierda hasta las cejas.
3) Quemar con un hierro animales mientras otros los sujetan.
4) Comer.
5) Echar la siesta y seguramente irse de putas.
6) Poner los pies a remojo y lavarse la sobaquera si el tiempo acompaña para tales melindres.
7) Ir al Bar que regenta a pasar el resto de la jornada hasta que llega el merecido descanso del guerrero y se marcha a la peña taurina.
La vida conyugal: Descartado. Los dos son y serán solteros hasta el fin de los días.
Las responsabilidades: Descartadísimo. Carlos se preocupa tanto de su ganado como Máximo por su carrera.
La mala vida: Descartado. El arranque de la primera edición de “La isla de los famosos” fue directamente antológico gracias al bueno de Máximo. Aquel año la organización brindó la oportunidad a todos los participantes de llevar a la isla un único instrumento de supervivencia, que en un momento de crisis, pudiera inclinar la balanza del destino a su favor y hacerles seguir con vida.
El sevillano, con un desprecio absoluto hacia su integridad física y la de los demás concursantes, optó por llevar un capote. Lo que en principio pudo parecer una frivolidad se convirtió en un utensilio fundamental, ya que Máximo sufrió una extraña “fiebre tropical” a las pocas horas de ser apartado de la civilización y de sus sustancias. El capote le proporcionó cobijo físico y espiritual, ya que pudo utilizarlo como improvisada manta y como símbolo de todo aquello que amaba y que su cuerpo echaba de menos de forma tan repentina. Por tanto, achacar el prematuro envejecimiento que sufre Carlos al uso y abuso de determinadas sustancias sería un enfoque erróneo.
La filosofía de vida: Creo que esta foto rociera de Máximo junto a Belén Ordóñez aclara que los valores en los que han sido educados el actor y el ganadero son exactamente los mismos.
1) El hecho religioso es una rave.
2) Los pies se lavan con cubatas.
3) La riñonera es cómoda y por tanto bella.
4) La tecnología debe adaptarse a lo rural y no lo rural a la tecnología.
Si tanto Máximo y Carlos son andaluces, eluden cualquier tipo de responsabilidad laboral, declinan el compromiso, son sanos y cuentan con los mismos valores: ¿por qué tienen la misma apariencia física pese a esos 30 años que les separan?
La respuesta no puede ser otra: Carlos Ruiz es nuestro Benjamín Button. Un hombre que nació con cuerpo de ex torero setentón y que con el transcurso del tiempo va rejuveneciendo. Por tanto, Carlos Ruiz es nuestro Brad Pitt.
Este será el aspecto de Carlos Ruiz dentro de 35 años.